La escuela, el arte de la perspectiva y el espacio
La provincia de Buenos Aires es territorio de escritores. Seguro que alguien habrá de idear muy pronto un programa digital a través del cual podamos tocar un punto de la pantalla y ver qué escritora o escritor habitó ese universo. A ustedes, lectores, llegan en este momento, como un torrente de la memoria, unos cuantos ejemplos sobre el asunto. Uno de esos casos -que, por cierto, nos enorgullece- es el de Ricardo Piglia.
Piglia nació en Adrogué, la ciudad cabecera del municipio de Almirante Brown. Además de escritor, Piglia fue un indispensable crítico literario. Sus opiniones trascendieron por su tono original, pero también por su estilo pedagógico. En su libro, El último lector, nos dice que "la lectura es un arte de la microscopía, de la perspectiva y del espacio".

Tal vez, el título de esta revista resulte una consecuencia de la lectura de la obra de Piglia y de otras y de otros. Todo parece ser siempre una consecuencia o una continuidad cósmica.
Entonces, ¿cómo no considerar como una microscopía a la escuela, una latencia de la perspectiva y el espacio que maestras, maestros, profesoras y profesores, iluminan en la cotidianeidad? Es en ellas y en ellos, que ahora comienzan un nuevo ciclo lectivo, en quienes primero pensamos al editar nuestra revista.
Ojalá algunos de los asuntos que aquí se desarrollan ayuden a la trascendencia de la escuela en un futuro que la necesita como la naturaleza al agua.
Piglia cursó sus estudios primarios en la Escuela Nº 1, General San Martín, de Adrogue. Alguna vez atravesó por primera vez su puerta de entrada, ingresó al aula, se sentó e inició su periplo por la vida escolar. Ahora, otras y otros, en diferentes escuelas vuelven a clases y su destino comenzará a forjarse. ¿Qué es eso que han realizado tantas y tantos en la escuela, sino una microscopía? ¿Qué es eso sino un arte de la perspectiva y el espacio?
Bienvenidas y bienvenidos a la escuela. Bienvenidas y bienvenidos a esta nueva microscopía.