"La lectura es un gran acto de alumbramiento"
Microentrevista al reconocido escritor Ariel Scher, experto en literatura y deporte.
"Leer es muchas cosas porque casi todo es muchas cosas", sentencia Ariel Scher, sin temor a equivocarse. Y tiene razón: él, además de escritor, es periodista, docente y un lector empedernido; también es papá, amigo y buen tipo. Ante la invitación de MICROSCOPÍA, acepta y se entrega: piensa cada idea con serenidad, elige las palabras al detalle y habla sin prisa.
Ariel es una persona que invita a pensar. "La lectura lamentablemente está desafiada porque pocas categorías de la vida han mutado tanto, en esta edad de la historia, como el tiempo", reflexiona el autor de varios libros que conectan a la literatura con el deporte.
Su calidez y su profundidad logran el objetivo de esta microentrevista: que una charla breve se transforme en una conversación profunda.
- ¿Qué es leer para vos? ¿Un pasatiempo, un placer, un aprendizaje…?
- Leer es muchas cosas porque casi todo es muchas cosas. Leer me deja en un lugar distinto al que estaba antes de empezar. Al leer una palabra, una frase, una idea o un texto entero a veces me vuelvo un poco otra persona, ya sea por el concepto en sí, por su belleza narrativa o por su capacidad para emocionarme. Me añade vida a la vida. Después, como todas las cuestiones en las que somos recurrentes, encuentro ahí algo que me provoca placer. La lectura y el fútbol un poco se parecen: no tenés garantizado que te pongan afuera de las zonas de sufrimiento, porque a veces desembocás en la tristeza, pero son experiencias que para mí valen la pena. Me parece que la lectura es un gran acto de alumbramiento, de hallazgo, y eso es una maravilla. Es la posibilidad de sentirse vivo y de descubrir cosas. Leer, a pesar de que es un acto que ejerzo en relativa soledad, me pone en contacto con muchas vidas: me pone en contacto con quienes escriben, con sus imaginaciones, con sus personajes y de alguna manera me pone en red social –seguramente no digital– con quienes leo. Es una actividad solitaria que se vuelve comunitaria.
- ¿Por qué es importante leer? ¿Qué beneficios aporta?
- Leer te da relación con las palabras y no te asegura ser mejor, pero te concede la oportunidad de explorar zonas que te pueden añadir conocimiento y humanidad. Y en términos prácticos es muy difícil que la relación con la lectura, si luego te interesa la escritura, no te provoque algún efecto colateral positivo. Pep Guardiola, en sus charlas, dice "róbenme, róbenme, que yo me la paso robando"; eso lo dice un técnico de fútbol, pero también pasa en la escritura: a conciencia o no, escritores y escritoras se nutren de los demás; al leer uno recibe legados, herencias. El recorrido de la literatura es así: uno no se imagina a Borges sin Lugones y a Lugones sin Sarmiento, más allá de todas las cosas que se les puedan objetar o se puedan disfrutar de ellos. Lo mismo con los que vinieron después de Borges, no hay salteo en ese territorio. En el fútbol, sin Bochini no hay Maradona, sin Maradona no hay Aimar y Riquelme, y sin Aimar y Riquelme no hay Messi. Con la escritura pasa igual.
- ¿Se puede convencer de incorporar el hábito de la lectura a quienes todavía no lo hicieron? Con tanta oferta tecnológica y visual de entretenimiento, parece una competencia en desigualdad de condiciones...
- El gusto es una construcción social, como explica Pierre Bourdieu, y la relación con la lectura es una construcción social que hoy está estimulada de algunas formas y desestimulada en otras. No me gusta la idea de imponerle a nadie el gusto por algo, pero sí sugerir que existen determinadas cuestiones. Si alguien nunca dio un beso y encuentra una ocasión que no sea agresiva ni de ajenidad y sí contenedora, le diría que es una experiencia humanísima que vale la pena. Lo mismo le diría a alguien que nunca gritó un gol o nunca leyó. Me parece que se trata de buscar mecanismos de estímulo: el acto de leer lamentablemente está desafiado porque pocas categorías de la vida han mutado tanto, en esta edad de la historia, como el tiempo. En esta dinámica que a mí me parece demasiado vertiginosa, el acto de sentarse a leer y enredarse en una historia, y en las complejidades de esa historia, exige una relación con el tiempo; acaso dificultosa para lo que se ha vuelto el tiempo en esta era. Pero la condición humana vive en permanentes batallas culturales y, por otro lado, los placeres se entrenan: a mí me gusta tirar centros y me salen más o menos al área, pero me pasé 50 años intentándolo; si no hubiera practicado y hoy le rompiera los vidrios a la gente del barrio, no lo disfrutaría.
- ¿Qué escritores vinculados al deporte recomendás y por qué?
- Tenemos la suerte de que la lista sea larguísima y tenemos una segunda suerte de que esa nómina que antes era hegemónica de los varones, hoy tiene una expresión multigenérica. A mí me parece abrir un cofre abundante en tesoros Literatura de la pelota de Roberto Santoro, un poeta y periodista que está desaparecido pero que logró, en 1971, un libro desprejuiciador: una antología que abre caminos, cabezas y corazones. Cuando publicó este libro reinaba la idea de que lo culto y lo popular eran territorios divorciados, zonas sin vinculación. También diría que un excelente camino para empezar es leer a Roberto Fontanarrosa y Osvaldo Soriano, dos motores hermosos para ejercitar la lectura vinculada al deporte, y también me gustaría mencionar a Rodolfo Braceli y Juan Sasturain. Hay un montón más, pero ellos son llaves de ingreso extraordinarias.