Sarmiento ¿alumno ejemplar?

La figura de una o de un docente podría ser representada perfectamente por la figura de una persona que, con una mano toma con ternura la manito de su estudiante para guiarlo por primera vez a clase y, con la otra, sujeta un libro.

Sarmiento

Podríamos jugar a decir que las y los docentes constituyen una dimensión compuesta de vocación por enseñar y gusto por la literatura, en la más extensa definición del concepto. Por eso, la docencia implica también apreciar la lectura.

En ese sentido, para el comienzo de clases cobra particular importancia adquirir nuevos títulos, acercarnos a otras miradas, por caso, de la Historia, pero la sugerencia es útil para cualquier disciplina.

Por eso, del fatigado anaquel de la biblioteca bajamos este particular ejemplar: Los hermanos sean unidos, de editorial Cantaro (2003). Se trata de un libro, cuya original presentación no es la única de las sorpresas que ofrece. Sobre este asunto, vale decir que es una edición que permite dos tipos de entrada, ya que tiene dos tapas: una para el Martín Fierro y otra para el Facundo. Una moneda con dos caras.

Nos vamos a quedar, en este caso, con el Facundo, que como en la edición de Cantaro, alude a la obra fundamental de Domingo Faustino Sarmiento y también a cuestiones relativas al autor, a las que se puede ingresar a través de la sección denominada Puertas de acceso.

Sarmiento

En el caso de Sarmiento, con textos producidos por las docentes Silvina Marsimian y Adriana Amante, encontramos amena información sobre los inicios de la educación del escritor y político durante su infancia en San Juan.

Allí podemos ver, en una eficaz muestra de síntesis y didáctica, aspectos de la infancia sarmientina. “Si hay algo de lo que Sarmiento se jacta es de ‘haber aprendido a leer muy bien’”.

Más avanzada la obra se señala que: “Es mítica la imagen de Sarmiento como alumno ejemplar. Ha pasado a la historia como el estudiante con asistencia perfecta, fama que el propio escritor forja al asegurar que, durante nueve años, no faltó un solo día a la escuela”.

sarmiento

Del mismo modo, el texto utiliza las palabras del Padre del aula para evidenciar una contradicción y cita al sanjuanino: “Mi moralidad de escolar debió resentirse en esta eterna vida de escuela, por lo que recuerdo que había caído al último en el desfavor de los maestros” (…) “había llegado tarde, me escabullía sin licencia y otras diabluras con que me desquitaba del aburrimiento (1)”.

Ese es el tipo de juego pedagógico que convierte a este libro en un texto de singular abordaje. Interesante para la vuelta a clases, para su charla en el aula, para el debate porque como la obra bien lo señala “los grandes hombres, entonces, encarnan las contradicciones y las fuerzas representativas de su época (…) haciendo carne las encrucijadas históricas”.

Ojalá les sirva. 

 

(1). Sarmiento, Domingo F. Mi defensa, p.27. Recuerdos de provincia. Buenos Aires. Emecé, 1998.