En primera persona

Rodrigo Morales: enganche abanderado y recolector de sueños (Un diez para el Diez)

“Mi nombre es Rodrigo Morales, tengo 17 años, soy salteño pero vivo en Remedios de Escalada desde los 12. Juego en la reserva de Sacachispas y voy a sexto año de la Secundaria 9 de Lanús, donde soy abanderado. Hoy paro un poco la pelota, para contarles mi historia.

abanderado

Mi día arranca antes de las 6 de la mañana, en una pensión de Escalada, donde estoy desde que me vine de Salta, en busca de mi sueño. Bah, en realidad, desde mi primer sueño, porque los sueños no son exclusivos ni estáticos ni excluyentes. Nadie que se llene la boca de gol una vez deja de buscar el segundo ni bien se saca del medio, ¿no? Y con las metas, pasa lo mismo.

¿Por qué elegir? ¿Por qué encasillar? ¿Por qué ir en una sola dirección si estamos hechos de muchos caminos?

Pero, volvamos a mis días. Mi norte lo encontré en el sur. Mi anhelo de ser futbolista me trajo acá, a esta parte de la provincia de Buenos Aires.

Así lo imaginé desde los 4 años, cuando se lo prometí a mi abuela. A ese sueño le dedico los primeros rayos de sol de todos los días.

Desayuno rápido, con chicos de todas partes del país, que buscan lo mismo. El bolso listo me va a acompañar para tomar dos colectivos: primero el 179 y luego el 46 para ir a la práctica. Serán tiempos de paredes, de tiros libres, de buscar posición, de pisarla y arriesgar, y me encanta que sea así.  

chicos jugando al fútbol

Ya a las diez de la mañana comienzo la vuelta. La ducha en el club o en la pensión; el almuerzo y luego prepararme para entrar a clases.

La mochila, el guardapolvo y los apuntes (junto a las rodillas a veces raspadas que se pegan al pantalón y arden), me acompañan otra vez en el 179 hasta el comienzo de clases a las 13. Serán tiempos de Matemática, ciencias, estudio y reflexión; y también me encanta que sea así.

Ya con la caída del sol vuelvo a mi casa, a hablar con mi mamá por teléfono. Ahí es cuando pongo la pelota otra vez bajo la suela y me tomo un respiro. Es algo que necesito.

Hablamos de mi pueblo Profesor Salvador Mazza, de la familia y de su trabajo. Ella está muy orgullosa de mí y yo de ella. Soy hijo único y nos extrañamos todos los días, pero los dos sabemos que el esfuerzo es para mi futuro y acá hay oportunidades que en Salta no abundan. 

Antes de cenar, me pongo a estudiar. Me gusta mucho la filosofía, porque me obliga a hacerme preguntas sobre la vida, pero también Lengua y Matemática, aunque me imagino estudiando Educación Física, por lo menos, hoy. Por lo menos, en este sueño. Quién sabe mañana…

Por el resto, soy un pibe tranquilo, que tiene su novia y amigas y amigos. A bailar no salgo, porque ya estoy acostumbrado a levantarme temprano y siempre tengo algo que leer.

Hace unas semanas me subieron a la Primera. En la escuela me tocó ser abanderado. Le di las dos noticias juntas a mamá y por las dos se puso igual de feliz.

Muchas veces me preguntan cómo hago para hacer tantas actividades y tan distintas. A veces parece que fueran cosas que no se pueden mezclar. Que fueran dos mundos paralelos. 

Pero ¿saben una cosa? De tanto soñar aprendí qué tanto en un lugar como en el otro, la diferencia la hacen los que saben manejar los tiempos”.