La verdadera “aldea global”
"Hay quienes sostienen que el fútbol no tiene nada que ver con la vida del hombre, con sus cosas más esenciales. Desconozco cuánto sabe esa gente de la vida. Pero de algo estoy seguro: no saben nada de fútbol". Eduardo Sacheri
“La belleza del universo no es solo la unidad en la variedad, sino también la diversidad en la unidad”. El Nombre de la Rosa. Umberto Eco
¿Qué pasa en el planeta, una vez cada cuatro años, cuando se inicia un Mundial de Fútbol? ¿Cuál es el impacto sociocultural vinculado a esos treinta días de puro fútbol donde la tierra parece “detenerse”? ¿Por qué estamos todas y todos, grandes, jóvenes, niñas y niños tan entusiasmados con el Mundial? ¿Podemos y/o queremos quedarnos afuera de este suceso único? ¿Qué sabemos de este gran evento que trasciende profundamente los límites del deporte para convertirse en un fenómeno cultural?
La fiesta del Mundial
La Copa Mundial de Fútbol es un evento deportivo que se realiza cada cuatro años desde 1930, con la excepción de los años 1942 y 1946 en los que se suspendió debido a la Segunda Guerra Mundial.
El país organizador es elegido por el Comité Ejecutivo de la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociación), el cual se reúne seis años antes en Zurich (Suiza) para tomar la decisión.
Este año la cita es en Qatar: un pequeño, pero rico, estado árabe del Golfo que recibe la primera Copa del Mundo en Oriente Medio, en la que participan 32 selecciones.
Tomando como referencia lo ocurrido en las sedes de los últimos Mundiales, se calcula el arribo al país anfitrión de un piso de medio millón de personas de todas las nacionalidades, incluso de aquellas que no lograron clasificarse. Por ejemplo, en Rusia 2018, se estimaba un flujo de 570.000 espectadores presentes en los 64 partidos, número que, finalmente, fue superado por amplio margen. Por eso, en Qatar ya apuestan que habrá un millón y medio de visitantes, lo que representa más de la mitad de la población de ese país, calculada en 2,8 millones de habitantes.
La fase final del torneo es el evento de una sola disciplina más importante del mundo, en base a cantidad de público convocante y de teleaudiencia (Ver Teleaudiencia y espectadores digitales: Rusia 2018 el mundial más visto de todos los tiempos), y el segundo más importante a nivel general después de los Juegos Olímpicos.
El impacto del fútbol en la sociedad
Por el papel que desempeña en los más diversos órdenes, y por su dimensión global, el fútbol merece una reflexión en profundidad. Por un lado, su original naturaleza deportiva lo convierte en cauce por el que promover valores educativos y de integración social, así como hábitos de vida saludable y uso adecuado del tiempo de ocio.
El fútbol es visto también como factor de igualdad social. En el campo y en la calle desaparecen las diferencias de clase. Con una pelota profesional o con una botella de plástico, en el pasto verde y prolijo, en la tierra seca o en el barro y también en los asentamientos o en las grandes ciudades. En los patios de las escuelas, en los jardines de las casas y en los cumpleaños. Allí las diferencias desaparecen y se afianzan los valores del trabajo en grupo, la competitividad, el esfuerzo, el disfrute y la diversión que genera la unión de la comunidad: escolar, vecinal, nacional y universal.
También, el fútbol moderno se ha convertido en una de las principales industrias del entretenimiento y por ende, en un negocio multimillonario. Para muestra vale un botón: el país organizador espera un impacto económico de 16.600 millones de dólares por planificar esta Copa del Mundo.
Pero si hay algo que nadie puede negar es el carácter “social” del fútbol como deporte. Entonces ¿cómo no esperar 4 años, cómo no entusiasmarse y prepararse para la gran fiesta mundial que reúne y convoca a la mayor cantidad de personas de todos los estratos sociales, edades, culturas, razas e idiomas?
La Copa del Mundo concebida como una “aldea global” es la gran oportunidad que nos da el deporte de vivir el fútbol como una creativa y maravillosa herramienta de inclusión social.
McLuhan: el padre de la criatura
La idea de “aldea global” fue desarrollada por el canadiense Marshall McLuhan (1911–1980). Este sociólogo y filósofo jugó con dos términos que parecen contradictorios —la aldea es algo local, de escala reducida, mientras que lo global refiere al mundo entero, a la totalidad, a lo universal— para explicar las consecuencias del desarrollo de los medios de comunicación masiva.
A partir de la creación de este oxímoron podríamos decir que, para McLuhan, el planeta Tierra se convirtió en una especie de aldea de enormes dimensiones ya que las personas, gracias a la televisión, la radio y otros medios, podían enterarse en todo momento qué pasaba en cualquier lugar.
Hace rato que la globalización llegó al fútbol. La “aldea global'' a la que hace referencia el sociólogo McLuhan para referirse a cómo la población del planeta forma una sola comunidad, trascendiendo fronteras, también puede verse alrededor del mundo de la pelota. Y así podríamos convenir en que, de alguna manera, predijo con su “aldea global” lo que sucedería muchos años después cuando el planeta entero vibre al compás de cada Mundial de Fútbol que se inicie en algún punto cardinal de la tierra.
El desarrollo de esta “aldea global'' modificó al ser humano en su esencia, ya que alteró desde su manera de comunicarse hasta la organización social. De este modo, procuró la desaparición de las distancias físicas para generar conocimientos multiculturales basados en la empatía, la tolerancia y el respeto, ampliando la visión del mundo al estar en contacto con lo diferente. Cada edición de la Copa del Mundo nos ha enriquecido culturalmente porque tenemos acceso a las formas de entender la vida, las tradiciones y las normas de cualquier país. Es decir, se produce un notable intercambio cultural que resulta gratificante para todos.
La interconexión humana es a escala global. La tecnología reúne a la gente y permite a todas y todos el mismo acceso a la información, un fenómeno que hoy se vive de forma casi instantánea gracias a internet y las redes sociales virtuales. Las multipantallas tienen un papel preponderante para hacernos sentir que “estamos ahí” mientras permanecemos sentados en el living de nuestras casas o viajando en colectivo.
Hermandad: sentido de pertenencia e identidad nacional
El fútbol en general y la Copa del Mundo en particular, no sólo tienen fines específicos de mercado, sino de relaciones sociales sustentadas en una memoria histórica y en la construcción de identidades colectivas.
El gran impacto sobre la sociedad se puede entender desde un enfoque histórico, sociológico, institucional y cultural. Analizando el proceso de transformación económica, la relación de fuerzas entre los actores, la identificación individual-colectiva con respecto al imaginario simbólico de un club o de una nación y las emociones que motivan a individuos a seguir devotamente a un club o a la selección de su país, podemos esquematizar el universo de emociones que rodea a tan maravilloso deporte que, indiscutiblemente, enamora a las masas.
Este deporte mueve pasiones en el mundo entero y se ha convertido, con el tiempo, en un fenómeno de masas con un impacto social, que bien canalizado puede ser un elemento de desarrollo y bienestar social.
El fútbol tiene tanta influencia por ser un mecanismo de socialización que acrecienta la relación positiva o negativa entre individuos. Esta correlación se puede entender por efecto de la cooperación o reciprocidad entre los jugadores del mismo equipo, también por la asociación con sentido de fidelidad del aficionado y por último debido a la confrontación entre clubes o selecciones producto de la rivalidad histórica, barrial, regional o internacional existente. Por ejemplo, en los mundiales, las selecciones de los países se enfrentan entre sí, y el comportamiento social es alimentado por la noción nacionalista y aumenta, de manera notable, el sentimiento de unidad y patriotismo.
Sin embargo, tanto jugadores como hinchas, han sabido concentrar el sentimiento y pasiones por el fútbol dentro de la competición y superioridad en términos del honor. Y, desde el amateurismo hasta el mejor profesional, asumen un sentido de pertenencia, pasión, compromiso y entrega que mantiene viva la llama del fútbol.
En los mundiales, el fútbol también puede ser un catalizador de las angustias sociales y generar sentimientos de orgullo alrededor de un objetivo común que, simbólicamente, es representado por un logro deportivo como impulso para los logros mayores de una nación.
Además, en el fondo de nuestro ser, también tenemos la ilusión de vencer al rival. No importa si es más poderoso económicamente o más grande, porque al final, en la cancha seremos once contra once y cualquier cosa puede suceder.
En el corto plazo, es imposible pensar que el amor por una pelota se erradicará de la sociedad porque hoy, el fútbol, representa un requisito de convivencia para que el mundo funcione como una “aldea global”.
Hoy, todas y todos estamos a la expectativa de los resultados de nuestra selección. Somos parte de esa identidad colectiva que se refleja en once jugadores en una cancha de fútbol, al igual que lo hacen otros países con sus selecciones. Alemanes, brasileños, croatas, canadienses, japoneses, polacos y tantos otros (inclusive aquellas naciones cuyas selecciones no juegan), estarán pendientes de lo que pase en este acontecimiento universal. No hay duda: el fútbol representa algo más que un deporte: es un vehículo social con destinos imprevisibles.
Teleaudiencia y espectadores digitales: Rusia 2018 el mundial más visto de todos los tiempos*
La FIFA ha publicado algunos de los datos más importantes de una auditoría exhaustiva de las cifras consolidadas de la audiencia de la Copa Mundial de la FIFA 2018, torneo transmitido en directo del 14 de junio al 15 de julio de ese año a todos los países del mundo.
Según los datos de la audiencia registrada para la cobertura oficial de la Copa Mundial de la FIFA 2018, un total combinado de 3.572 millones de espectadores —más de la mitad de la población mundial de más de cuatro años— sintonizó la emisión de la competición más importante de fútbol del mundo.
La audiencia televisiva global en los hogares, que siguió al menos un minuto de la cobertura, alcanzó un total de 3.262 millones; por otra parte, se estima que 309.7 millones de personas no siguieron la competición desde casa, sino en plataformas digitales, proyecciones públicas o en bares y restaurantes, con lo cual se incrementa el total de la audiencia en un 9.5%.
La final del 15 de julio entre Francia y Croacia hipnotizó a una audiencia total combinada de 1.120 millones, que incluye 884.37 millones de telespectadores a través de la televisión tradicional y a más de 231.82 millones fuera de casa y en dispositivos digitales.
En todo el mundo, las cadenas de televisión registraron cifras sin precedente de usuarios únicos de plataformas digitales como segunda pantalla digital y de dispositivos móviles, que se han establecido firmemente como un medio más para disfrutar del Mundial.
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, dijo que se espera que el Mundial de Fútbol de Qatar 2022, sea visto por unos 5.000 millones de televidentes en todo el mundo.