Diversidad e inclusión para la formación de profesionales del futuro
La educación superior enfrenta un panorama en constante evolución, donde se combinan enfoques tradicionales y nuevas metodologías para formar profesionales competentes. En esta nota, exploramos las estrategias pedagógicas de docentes que preparan a futuras maestras y futuros maestros, y cuáles son los desafíos que enfrentan profesoras, profesores y estudiantes en la búsqueda de una enseñanza de calidad.
Microscopía entrevistó a la directora y a tres profesoras de Prácticas del Lenguaje del Instituto Superior de Formación Docente y Técnica N°2 de Azul que nos contaron cómo es un día en el aula con sus estudiantes, la importancia de la lectura y la escritura y el abordaje de la lengua y la oralidad, el impacto de la tecnología en el lenguaje y cómo se enseña desde la diversidad cultural.
Guadalupe Camozzi, licenciada en Psicología y profesora en Historia, es la directora del ISFD y T Nº 2.
Marcela Soriano, es profesora de Lengua y Literatura y se desempeña en Didáctica de las Prácticas del Lenguaje y la Literatura en el Profesorado de Educación Especial y de Educación Inicial.
Adriana Abadie, profesora de Castellano, Literatura y Latín, es docente de Campo de Formación en Práctica Profesional.
Claudia Quiroga, profesora de Lengua y Literatura, es docente de Didáctica de las Prácticas del Lenguaje y la Literatura II, en el Profesorado de Educación Especial; Taller de Literatura Infantil y Ateneo de las Prácticas del Lenguaje y la Literatura, en el Profesorado de Educación Inicial.
Enseñar a quienes van a enseñar

Enseñar a las y los futuros docentes implica una preparación integral que va más allá de la transmisión de conocimientos. Es fundamental fomentar una pedagogía activa que promueva la participación y el trabajo colaborativo, así como desarrollar competencias clave como la comunicación efectiva y el manejo del aula.
“Prácticas del Lenguaje es un área que prioriza las habilidades de leer, escribir, hablar y escuchar en contextos sociales de uso por sobre los contenidos lingüísticos que tradicionalmente se enseñan en Lengua”, explica Claudia Quiroga.
“Para la tarea docente, pensar a nivel de prácticas implica cambiar el objeto de enseñanza, porque cuando aprendemos una práctica cualquiera, como nadar o andar en bicicleta, no estudiamos dicha práctica, sino que la ejercemos: es decir, nos tiramos al agua o nos subimos a la bici”, resalta la profesora.
“La forma en la que aprendemos a ser usuarios del lenguaje implica, para el docente, revisar para qué y cómo se enseñará. No bastará con elaborar ejercicios descontextualizados sino que deberá crear situaciones donde estas prácticas se ejerzan. Por eso, se trabaja de forma transversal a otras materias (proyectos, secuencias o unidades didácticas de Ciencias Sociales y Naturales, Matemáticas, materias artísticas o incluso tareas cotidianas como las relacionadas con la toma de asistencia o la firma de trabajos)”, se explaya la profesora.
“En Educación Superior, las Prácticas del Lenguaje están enmarcadas en diversos formatos (didácticas, talleres y ateneos) que se orientan a la profundización de los fundamentos propios de la didáctica del área. Esto implica un trabajo de lectura, de reflexión y de aplicación de marcos epistemológicos que faciliten la idea de qué y cómo enseñar, como así también de escritura de propuestas didácticas de aula y de ciclo”, señala Quiroga.
“Una de las herramientas más importantes que se utilizan desde el primer día de su formación es la bitácora docente o narrativa pedagógica. Allí reflexionan sobre todos estos aspectos y mientras se reescribe, vuelven a visitar sus lecturas, sus intercambios y debates, sus biografías escolares. De esta forma, escribir es reelaborar lo que se sabe; y se sabe cuando se lee y discute sobre lo leído, se analiza con otros lo leído, lo observado y lo realizado en las prácticas”, expone Quiroga.
Interculturalidad, multilingüismo y las diferentes formas de expresión
En un mundo cada vez más complejo, los cambios culturales, como la diversidad y la multiculturalidad, enriquecen el concepto de enseñanza, ya que requieren la habilidad de navegar y entender diferentes perspectivas y tradiciones.

Claudia señala que “como plantea el Diseño Curricular de Educación Inicial de 2do Ciclo (2022): ‘Educar desde la primera infancia en perspectiva intercultural implica trabajar en pos de la valoración de las diferencias como atributos inherentes y relevantes de nuestras sociedades’. Desde esta visión, las Prácticas del Lenguaje deben garantizar que las formas de ser y decir el mundo sean valoradas como parte de lo diverso, en el sentido personal y social.
Marcela Soriano manifiesta que “las Prácticas del Lenguaje, no sólo incluyen conductas lingüísticas sino también rituales, usos y costumbres asociados a ellas. Son también prácticas sociales en el sentido de que el valor de la utilización del lenguaje no es el mismo en diferentes grupos sociales y de que ese valor es reivindicado por diferentes grupos como factor de identidad. Las prácticas del lenguaje deben basarse en un permanente diálogo con los diferentes repertorios culturales, tornarlos visibles y ponerlos en valor cosa que por mucho tiempo estuvo velada”.
Y deja en claro el papel clave de las y los docentes ante las diferencias: “las y los docentes tenemos un rol central en las aulas y en la comunidad para construir una escuela que se piense desde la diversidad y garantice una educación en términos de igualdad, que no devenga en prácticas asimilacionistas, ni en una inclusión de la diversidad como elemento folklórico de la cultura hegemónica, sino que despliegue una diversidad de prácticas más justas e igualitarias que favorezcan la participación de las y los estudiantes, que habilite todas las voces”.
Por su parte, Adriana Abadie nos cuenta una de las experiencias que vivió en el aula: “En el día a día, se nos ofrecen grandes desafíos, por ejemplo, cuando debemos trabajar en integración con alumnos sordos e hipoacúsicos: en este caso, la presencia de un intérprete de lengua de señas se vuelve indispensable. Así, apostamos paulatinamente a ser cada vez más quienes aprendemos el lenguaje de señas, para favorecer esta comunicación y proponemos el respeto de una igualdad donde se admitan las diferencias, y no se las conciba como un problema, sino como fuente de riqueza cultural e intercambio”.
Azul: tierra de raíces pampas, el cacique Catriel y el respeto a los pueblos originarios
El pasado 29 de agosto se realizó la presentación del libro "En el principio” de Laura Roldán Devetach, en el Salón de Actos del ISFDyT N° 2. Este es un libro multilingüe compuesto por una selección de cuentos de tradición oral realizada por la autora, con versiones de su padre Gustavo Roldán en español de las Comunidades Qom y Wichi.
“Nuestra ciudad, Azul, ha sido declarada por la Unesco -sede Castilla-La Mancha- como Ciudad Cervantina de Argentina en el año 2007. Desde entonces, anualmente se celebra este reconocimiento con un Festival, en octubre o noviembre, en el que se da cierre a todo un año de trabajo en las instituciones educativas formales y no formales, que pone el acento en la lectura de textos clásicos y en todo lo que hace a la identidad local. Además de esa distinción, que se asocia tanto a la cultura europea, Azul es denominada Tierra de raíces pampas; y de la amalgama de esas fuentes surge una fuerte identidad local. Durante el siglo XIX y gran parte del XX, la etnia pampa vivió en un sector de la ciudad que se dio en llamar Villa Fidelidad, porque justamente refleja la convivencia -más o menos pacífica, pautada y armónica- que se dio entre los fundadores de la ciudad y los pueblos originarios, comandados por el cacique Catriel. Sus descendientes siguen viviendo en la misma zona y mantienen, en el seno familiar, algunas palabras y expresiones de la lengua madre”, señala Adriana Abadie, haciendo un poco de historia.
“Aunando las actividades del camino cervantino con esta impronta de los pueblos originarios, creímos muy importante acercar a Laura Roldán Devetach con su experiencia de trabajo y el testimonio de cómo surgió ese proyecto de rescate de las lenguas qom y wichí, para pasarlas de la oralidad a la escritura a través de la traducción de los cuentos de su padre, Gustavo Roldán. La obra se llama ‘En el principio’ y Laura Roldán Devetach vino a contarnos cómo fue el proceso de rescate y pasaje -a través de un intérprete y traductor, especialista en el estudio lingüístico e intercultural de cada lengua- de la lengua hablada a la escrita, utilizando las grafías del idioma español. El resultado es altamente inspirador; creemos que conocerlo de primera mano sirve para que nuestras y nuestros alumnos, en su formación docente inicial, tomen conciencia de la importancia de rescatar esas lenguas y reconocer su impronta en el nivel educativo que transitan como educadoras y educadores, en un futuro cercano, manifiesta la profesora.
Este libro fue declarado de interés cultural y educativo por el Municipio de Azul y la Cámara de senadores de la Provincia de Buenos Aires
Las lenguas originarias como componentes esenciales de la identidad colectiva
La lengua y la cultura están íntimamente relacionadas y dependen la una de la otra, configuran las personalidades y sirven como repositorios de conocimiento. Influyen en el modo en que nos vemos a nosotros mismos y pueden determinar los grupos con los que nos identificamos.
“Las lenguas originarias son básicamente orales: es el conjunto de sonidos y sus significados lo que se transmite de una generación a la otra; la utilización se circunscribe al espacio del hogar y a las familias que se reconocen como parte de esa etnia", explica Adriana Abadie.
Y continúa: “La lengua es la columna vertebral de la identidad de un pueblo que la comparte. No sólo expresa el pensamiento individual y grupal de los seres humanos que conforman ese grupo; no es simplemente una herramienta comunicacional para los miembros que lo componen, sino que fundamentalmente los define como comunidad: los arraiga y manifiesta el modo de vivir, de sentir y de creer, en relación con el espacio y los demás seres que lo habitan. Visto así, no deja de ser la marca identitaria, la carta de presentación con que se insertan en el mundo y desde la cual establecen lazos, tanto entre ellos mismos como con otras comunidades que en el devenir histórico van intercambiando”.
Un festival inspirado en el Día del respeto del respeto y la diversidad cultural

Desde el Instituto, el Día del respeto y la diversidad cultural, se trabaja de manera transversal y como un proyecto institucional realizando un festival en la vereda de la institución, abierto a la comunidad donde las diversas carreras participan desde la reflexión, la música, el juego, obras teatrales, etc. El foco está puesto en la interculturalidad y las prácticas identitarias tanto locales como a nivel provincial y nacional.
La directora Guadalupe Camozzi nos cuenta de qué se trata: “En el mes de octubre del año 2011, al cumplirse un año desde que, a instancias de un Proyecto del Poder Ejecutivo Nacional, se sancionó en el congreso la modificación de la denominación Día de la Raza, por Día del Respeto por la Diversidad Cultural, surge la idea de organizar el 1º Festival del Día del Respeto por la Diversidad Cultural, en el Instituto”.
“La CIPE de ese entonces (Coordinación Institucional de Políticas Estudiantiles), propuso la participación de la comunidad educativa, a través de manifestaciones artísticas, con el objetivo de encontrarnos en las diversidades y visibilizar el Instituto, por lo que se comenzó con la tradición de realizar los festivales en la calle. En el 2015, se incluyó el Festival del Respeto por la Diversidad Cultural de nuestro Instituto, entre las acciones institucionales de formación docente y técnica en y para los Derechos Humanos por lo que el Instituto fue distinguido por el INFOD. Este año, realizaremos el 11º Festival de la Diversidad, el cual cuenta con la participación activa de profesores y estudiantes de todas las carreras”, cierra Camozzi.
El papel de las y los educadores es crucial en este proceso de enseñar a quienes van a enseñar, ya que tienen la responsabilidad de cultivar un entorno donde todas las voces sean escuchadas y valoradas. Al formar a las y los docentes del mañana se siembran las semillas de una educación más justa y equitativa, donde la diversidad sea un recurso valioso en lugar de un obstáculo. Así, ellas y ellos serán quienes, en sus aulas, continúen el legado de respeto por las múltiples voces que conforman nuestra sociedad.